La salud financiera se puede medir como el bienestar que se alcanza mediante una buena gestión de la economía y finanzas personales para hacer frente a imprevistos y metas. Pero sabemos que no siempre es fácil llegar a alcanzarla. Por eso, en este artículo te contamos desde qué significa el concepto hasta los indicadores que tienes que seguir para saber si gozas de una buena salud económica.
¿Qué se entiende por salud financiera?
La salud financiera es un término que se refiere al estado general de las finanzas personales. Al igual que con la salud física o mental, la salud financiera implica un equilibrio y un bienestar que permite a las personas vivir sin estrés constante relacionado con el dinero.
Tener una buena salud financiera significa tener un control efectivo sobre tus ingresos, gastos, ahorros e inversiones. Es poder afrontar imprevistos sin que estos desestabilicen tu economía, planificar para el futuro con confianza y tener la libertad de tomar decisiones financieras sin sentirte restringido por deudas o falta de recursos.
¿Cómo se mide la salud financiera? 8 pilares fundamentales
Medir la salud financiera puede parecer complicado, pero existen varios indicadores que pueden ayudarte a medirla. Aquí tienes algunos de los más importantes:
1. Gastar menos de lo que ingresas
El primer paso para medir tu salud financiera es comparar tus ingresos con tus gastos. Si regularmente gastas más de lo que ganas, es una señal clara de que necesitas reevaluar tu presupuesto y encontrar maneras de reducir tus gastos o aumentar tus ingresos. Sin embargo, cuando recibes más dinero del que ganas tienes mayor margen de ahorro lo que significa que serás más resistente ante situaciones inesperadas.
2. Ahorros y fondo de emergencia
Tener ahorros suficientes y un fondo de emergencia es crucial. Un fondo de emergencia debería cubrir al menos tres a seis meses de gastos básicos. Si no tienes un fondo de emergencia o tus ahorros son escasos, tu salud financiera podría estar en riesgo.
3. Regula tus deudas y ten control sobre ellas
La cantidad de deuda que tienes en comparación con tus ingresos es otro indicador clave. Idealmente, tu deuda total no debería superar el 36% de tus ingresos brutos mensuales. Una carga de deuda más alta puede limitar tu capacidad para ahorrar e invertir.
4. Planificar tus ahorros para el futuro
Evaluar cuánto estás ahorrando para tu retiro es esencial. Si no estás contribuyendo regularmente a un plan de retiro, es probable que necesites ajustar tus finanzas para asegurar un futuro financiero estable.
5. Diversificación de inversiones
La diversificación de tus inversiones también es un buen indicador de salud financiera. Si tienes todos tus ahorros en un solo tipo de inversión, corres el riesgo de perder una parte significativa de tu patrimonio en caso de que ese sector sufra una caída.
6. Ten un historial crediticio saludable
Las personas con un historial crediticio sano suelen ser las que gozan de una mejor salud financiera. Esto quiere decir aquellas que no tienen una mala puntuación ni suponen un riesgo para los prestamistas.
7. Cuenta con seguros de confianza
Muchas veces recurrimos a seguros de poca calidad que pueden dar una sensación de falta protección. Es recomendable recurrir a seguros de coche, casa o médicos que cuenten con buenas coberturas a la hora de afrontar emergencias financieras.
8. Intenta pagar tus facturas a tiempo y en su totalidad
Como ya hemos visto, el nivel de deuda es un indicador para la salud financiera. El grado en el que las personas mantienen sus facturas al corriente está ligado con la salud de tus fondos de emergencia. Procura mantener tus facturas como la hipoteca y los gastos de la vivienda al día y recogidos mensualmente para gestionar mejor tus ingresos.
¿Qué factores impulsan la salud financiera?
En primer lugar, la educación financiera. Cuanto más sepas sobre cómo gestionar tu dinero, más preparación tendrás para tomar decisiones financieras acertadas. Otro de los aspectos que no debemos descuidar para gozar de una buena salud en nuestras finanzas es la disciplina y los hábitos de ahorro. Esto incluye vivir por debajo de nuestras posibilidades y ahorrar regularmente una parte de nuestros ingresos.
Asimismo, tener una fuente de ingresos estable y suficiente es esencial para mantener una buena salud financiera. Esto puede provenir de un empleo seguro, un negocio rentable o múltiples fuentes de ingresos. Además, no podemos olvidar que saber cómo gestionar y reducir tus deudas es fundamental. Esto incluye pagar tus deudas a tiempo, evitar el uso excesivo de tarjetas de crédito y consolidar deudas si es necesario.